viernes, 11 de noviembre de 2016

Alfonso X el Sabio, Estoria de Espanna

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Es Inés Fernández-Ordóñez, en su Las Estorias de Alfonso el Sabio (1991), la que nos presenta esta obra de capital importancia en la historiografía hispana: «La Historia, tal como la concibe Alfonso X en sus dos grandes compilaciones (la General Estoria y la Estoria de España), es historia de los pueblos que ensennorearon la tierra (sea ésta el mundo entero, una de las cuatro partes en que éste se dividió o determinados territorios, España, por ejemplo), y ante todo, de sus príncipes o señores naturales. Es la línea de sucesión en el imperium (o señorío, como lo llama Alfonso) el principio fundamental organizador de toda la Historia, y no una cronología universal permanente (tal como ocurre en los Cánones Crónicos de Eusebio y Jerónimo). Este principio organizador se manifiesta tanto en la historia universal como en la historia particular de España, aunque su aplicación en cada una plantee problemas distintos y requiera decisiones bastante diversas.

»Como bien señaló Menéndez Pidal, la Estoria de España se estructuró siguiendo un plan general que la dividía en los señoríos de los distintos pueblos que dominaron sucesivamente la Península. Después del dominio de los griegos, descendientes de Jafet, siguieron, según la reconstrucción alfonsí, los sennorios de los almujuces, los africanos o cartagineses, y los romanos. Los pueblos bárbaros (vándalos, suevos, hunos, alanos y silingos) pusieron fin al imperium romano en el suelo peninsular y ellos, a su vez, fueron expulsados por los godos, pueblo que obtuvo el dominio definitivo sobre Hispania, ya que los árabes sólo tuvieron, según Alfonso, un sennorio limitado sobre la Península. En efecto, la monarquía asturleonesa que nace en el Norte después de la invasión árabe siempre se consideró legítima heredera de los derechos godos al imperium peninsular, usurpados por los advenedizos provenientes del Norte de África. Esta idea, presente a lo largo de la Edad Media en los reinos cristianos del Norte, proporciona la base legal de la Reconquista, ya que los herederos de los godos luchaban por recuperar sus pertenencias legítimas, y aclara el motivo por que la Estoria de España nunca reconoció estructuralmente la existencia de un sennorio árabe (…)

»Como hemos mencionado ya, la Estoria de España nunca reconoció estructuralmente la existencia de un señorío árabe en España, aunque los musulmanes fueran señores de más de la mitad del territorio peninsular hasta casi los tiempos de Alfonso X. La historia de Al-Andalus se expone par a par con la de la monarquía goda subordinada al año de reinado del monarca astur-leonés (posteriormente, leonés o castellano), que tiene el sennorio de España (…) Tampoco admite estructuralmente la Estoria de España el imperium de los reyes de otros reinos cristianos peninsulares. Es la monarquía astur-leonesa y los reyes de León y Castilla quienes poseen la herencia indivisible de los derechos godos al señorío de las Españas. De acuerdo con esta idea, nunca se cita, ni siquiera como sincronía adicional, el año de reinado de los reyes navarros, aragoneses y portugueses. Tales sincronías hubieran resultado un tanto impertinentes, dado que la Estoria de España no simultaneó la historia de los reinos cristianos de Navarra, Aragón y Portugal con la del reino castellano-leonés (en contraste con su sincronización de la historia árabe con la de la monarquía astur-leonesa-castellana).

»Siguiendo el esquema expositivo de la Historia Gothica del arzobispo don Rodrigo Ximénez de Rada, la Estoria de España incluye la historia completa de estas dinastías reales hispánicas al tener que hablar de su entronque con la castellano-leonesa. La historia de los reyes navarros se inserta, en efecto, para explicar cómo Sancho el Mayor se convierte en el primer rey de Castilla por estar casado con Elvira, hija del conde castellano Sancho García, y haber sido asesinado el heredero de Castilla, el infante García, cuando acude a León para obtener el título de rey, concedido por su suegro, Vermudo III. Con ese motivo, los capítulos 783-786 y 790... se dedican a resumir la historia de la dinastía navarra desde su origen hasta el presente sin acoplarla cronológicamente con la del reino castellano-leonés. Idéntica estructura de excurso presenta, a su vez, la historia de la dinastía aragonesa (capítulos 792-798), que se incluye en el año 2º de Vermudo III porque es entonces cuando el reino de Aragón, fundado por Ramiro I, hijo bastardo de Sancho el Mayor, aparece en la configuración política peninsular. Del mismo modo, la Estoria de España, de acuerdo con el Toledano, incluye la historia completa del reino portugués (hasta Sancho II, rey contemporáneo del arzobispo), interpolándola en el reinado de Alfonso VII el emperador, rey de Castilla y León, ya que durante ese reinado Alfonso Enríquez, sobrino del emperador, gana la independencia portuguesa, convirtiéndose en Alfonso I de Portugal (caps. 969-972).»

Editamos la vieja edición Menéndez Pidal, a pesar de que incluye numerosas ampliaciones posteriores sobre todo del siglo XIV, como pusieron de relieve Diego Catalán y tantos otros autores.

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